Aca un escrito del periodista y escritor cubano Luis Gonzalez-Lalondry, abordando el tema del zoologico mediatico cubano de Miami.
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Los Cubanólogos de Miami
Por Luis González-Lalondry
Cada vez que enciendo la televisión y sintonizo los programas sobre Cuba, me convenzo más de la ignorancia de los cubanólogos de Miami, que opinan sobre la situación de nuestro país y ofrecen con absoluto irrespeto y desparpajo, soluciones a corto y a largo plazo que dan risa. Unos consideran que Raúl Castro, el actual dictador y gran inquisidor de la isla, no le queda otro camino que comenzar una gran apertura para solucionar la crisis económica en el país. Otros, que está esperando que se muera su hermano Fidel para gobernar.
Y yo me pregunto: ¿Y qué hay de la crisis política, social, energética y alimentaria en Cuba, de los abusos al pueblo, de todas las violaciones a los derechos humanos, de los presos políticos que se pudren en las cárceles, del hambre de los cubanos, de los edificios que están cayendo, de los barrios marginales, de la insalubridad, de la falta de salud, de la ausencia de libertades, de la crisis en los hospitales donde no hay ni aspirinas, de la falta de oportunidades a los jóvenes, a los hombres, a las mujeres, del fracaso del sistema?
Los cubanólogos se atreven a formular el diálogo con el gobierno de Raúl Castro, como el primer paso para abrirle un espacio a la solución cubana, con una especie de “borrón y cuenta nueva” con los culpables de la gigantesca tragedia nuestra, olvidando los 84 civiles y militares asesinados, por órdenes del propio Raúl los días 9, 10 y 11 de enero de 1959 en Santiago de Cuba. Olvidando inclusive los crímenes, los fusilamientos, las violaciones a los derechos de los cubanos y la destrucción de la república durante más de 50 años de tiranía. ¿Quién paga por estos horrendos delitos para que no vuelvan a ocurrir en la Cuba del futuro?
Otros cubanólogos, por ejemplo, se atreven a pronosticar que muerto el tirano Fidel Castro, Raúl su hermano menor, “estará en libertad de tomar medidas que salven el país”. En primer lugar no creo que el comandante en jefe se vaya a morir mañana, porque si no se ha muerto ya después del cáncer en los intestinos, la rabieta por la bolsita para defecar y la decisión que tomó de renunciar al poder hace tres años, no se muere ni mañana, ni pasado, ni este año 2010. Aunque quisiera equivocarme.
¿Pero de qué medidas que salven al país hablan estos imbéciles, cuando a Cuba sólo la salva una cura de caballo que borre de una sola vez con todos los vestigios del comunismo, el socialismo, el castrismo y todo lo que huela al fidelismo y el raulismo y vuelva la libertad y la democracia a la isla?
Además, por desgracia, en este caso específico, los gallegos de la primera generación son longevos y los de la segunda generación se mueren mucho más tarde. Angel Castro,
el padre de Fidel, anduvo arrastrando el testículo izquierdo, que según los entendidos le pesaba unas diez libras, además padecía de diabetes, tenía alta presión arterial y mostraba problemas congénitos en el hígado, la vesícula y el estómago y murió de viejo con 83 años. ¿Qué hace pensar entonces que Fidel Castro se va a morir mañana, como están esperando los cubanos de las dos orillas?
Raúl más pragmático, ha vivido toda su vida a la sombra de Fidel y su
misión en estos momentos es “cuidarle el poder a su hermano, que al mismo tiempo es cuidar el poder para él y su parentela”. Los que esperan y pregonan cualquier antagonismo entre los dos, como hemos oído en Miami, no saben de lo que están hablando. Además la ortodoxia marxista de Raúl Castro lo obliga a pedirle a los cubanos de la isla mayores sacrificios, “a que se aprieten mucho más el cinturón”, porque como decía Wiston Churchill, la filosofía del comunismo se basa en la miseria y el hambre del pueblo y lo único que no hará jamás Raúl es apartarse del catecismo fundamentalista del marxismo-leninismo.
Pero seguramente, para sorpresa de Vladimiro Roca, Oscar Elias Biscet y Marta Beatriz Roque Cabello, en Miami hay más analistas, ideólogos, cubanólogos, opiniólogos, estrategas y conocedores de la realidad cubana, que todos los disidentes juntos en la isla. La lista que tiene el dominicano Oscar Haza, la cubanoamericana Maria Elvira Salazar y sus productores, es larga. Yo diría que larguísima.
Los hay guagueros, vendedores de frutas, ex guardaespaldas del tirano, timadores de oficio, choferes de alquiler, expertos en paladares, generales “estrellados”, traidores de oficio, graduados en inteligencia y espionaje, mentirosos consuetudinarios, desertores de la Seguridad del Estado, agentes cubiertos y encubiertos, militantes del Partido, aduladores de profesión, veteranos de Angola y Namibia, voluntarios internacionalistas, filósofos de pacotilla, músicos que le han cantado toda su vida a la revolución, artistas de medio pelo de la UNEAC, esbirros de Villa Marista, economistas que cayeron en desgracia y algún que otro profesor de la UM y FIU con alguna experiencia en asuntos de Cuba, pero ignorantes totalmente de la realidad cubana.
Son los eternos “expertos” en busca de un papel protagónico en esta lucha por la libertad de Cuba que ya tiene más de 50 años. Mientras los verdaderos conocedores de la verdad sobre esta cura de caballos que ha sufrido nuestra patria, prefieren mantenerse callados, pero luchando. Hombres y mujeres, veteranos de todas las guerras contra el tirano Fidel Castro y el comunismo, héroes de la clandestinidad, combatientes del Escambray, expedicionarios de la Brigada 2506, sobrevivientes del presidio político, jóvenes estudiantes que no transigen, familiares de los fusilados, asesinados, masacrados y torturados. Ellos no cuentan porque no proporcionan “ratings”, pertenecen al exilio histórico, según estos mercaderes de Miami y no tienen nada que decirles a la recua de cubanos reciclados que nos ha enviado la maldita revolución castrista a esta ciudad.
Los cubanólogos confunden, dividen a los cubanos, favorecen la mayor parte de las veces la posición política e ideológica del régimen de La Habana, porque repiten sus consignas. Coinciden con el enemigo. Aplauden el “intercambio cultural” y celebran el concierto de Juanes en La Habana y la presentación en Miami de Juan Formell y los Van Van. Se apartan de la realidad buscando protagonismo. No son capaces de levantar una tesis porque no tienen ninguna. Su propósito es quedar bien con Dios y con el diablo y con el que dirige el programa televisivo o radial de turno, porque así tienen las puertas abiertas para regresar ante las cámaras y los micrófonos. Atacan a los intransigentes, a los que pregonan la tesis beligerante, con los que no están de acuerdo “por su contenido patriotero”, según dicen, para dar la impresión que saben todo lo referente a Cuba y los cubanos. Son una plaga que el exilio de Miami debía rechazar porque dañan la mejor imagen de la causa que defendemos.
Y cuando los arrinconan, como hemos visto algunas veces, repiten como cotorras: “Esta es la democracia y vivimos en un país donde hay que respetar la libertad”. Sin duda que vivimos en un país donde hay que respetar la libertad de opinar…. pero no la libertad de decir sandeces y mentiras, a costa del martirologio de un pueblo en agonía.
Luis González-Lalondry es periodista, escritor, combatiente y veterano de Bahía de Cochinos. Le agradecemos la distribución de este artículo.
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