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viernes, 25 de junio de 2010

¿Tirania?

El argumento de que los EEUU esta viviendo bajo una tiranía o va en ese camino bajo la administración de Obama, me resulta totalmente ofensivo. Este argumento es el motor que ha energetizado a la extrema derecha norteamericana bajo el manto del “Tea Party”.

Considero este argumento insultante no por que sea partidario del partido demócrata o de Obama, sino por que nací y me crie bajo la bota de una dictadura militar. Por que se de primera mano lo que es vivir bajo el miedo, la censura. Por que se el precio que se paga por rebelarse contra un regimen totalitario, que ejerce un control ferreo sobre cada aspecto de tu vida y que tiene mas que definido los patrones de conducta aceptables. A noventa millas de este pais exisiten cientos presos de conciencia. Los mismos no son mas que periodistas, activistas e intelectuales que simplemente de una manera u otra se manisfestaron en contra del gobierno imperante en su pais. De lo único de lo que se les puede acusar es el de exigir en Cuba la libertad de expresión y de asociación.

Seria bueno mostrarles a esos que proclaman en manifestaciones justo al frente de la Casa Blanca que se les estan violando sus derechos, fotos y videos de las palizas, detenciones e improperios que reciben las Damas de Blanco cada vez que marchan pacificamente pidiendo la libertad de sus esposos e hijos. Seria tambien bueno enseñarles la historia de algunos disidentes cubanos como la del Dr. Oscar Elias Biscet defensor de los derechos humanos en la Isla, la del Dr. Guillermo Farinas todavía en huelga de hambre reclamando la liberación de los presos políticos cubanos y por ultimo la historia de Orlando Zapata quien muriera en las cárceles cubanas después de 85 días de huelga de hambre.

En resumen el argumento que vivimos bajo una tiranía no creo que tenga validez, no es mas que una herramienta de propaganda mediática en contra de la administración. No es mas que una manera de manipular a través del miedo. No creo que mi sentimiento sea único imagino que todo aquel que vivió bajo una dictadura ya sea de derecha o izquierda se sentiría igual

miércoles, 9 de junio de 2010

No Dejen Morir a Guillermo Fariñas!

Articulo sobre Guillermo Fariñas escrito por Luis González

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Trinchera Digital

¡No Dejen Morir a Guillermo Fariñas!
Por Luis González-Lalondry

Cuando escribo estas líneas, hace 67 días que Guillermo Fariñas está en huelga de hambre. Un hombre que ha tenido que soportar otras huelgas similares, es casi seguro que lentamente marcha rumbo al martirologio, como se marchó Orlando Zapata Tamayo y como se despidió de la vida Pedro Luis Boitel y numerosos cubanos más.

Por experiencia sé lo que representa una huelga de hambre, porque en 1967 terminé, después de varios días, una que me hubiera llevado a la tumba, a los pies de la estatua ecuestre del Apóstol José Martí, en el Parque Central de Nueva York, junto a dos compañeros más: Armando Llanes y José Ramón Egues. Casi me provoca un infarto cardiaco. Y es que una huelga de hambre no es para morirse como consecuencia de ella, sino para presionar y sacarle provecho propagandístico en favor de la causa que se defiende. Y Fariñas desde hace más de dos meses es el centro de atención del mundo entero. ¡Ya con eso es bastante!

El valiente villaclareño sabe perfectamente que la dictadura no va a ceder. Lo ha dicho en una de sus reflexiones el tirano Fidel Castro y en ese régimen despótico y brutal, esa es una orden que hay que acatar. Y su hermano Raúl y la recua de sinverguenzas que lo acompañan en el poder, no van a retroceder ni una pulgada, porque ni van a liberar a los enfermos de la Primavera Negra, ni van a permitir la presencia de la Cruz Roja, ni mucho menos la del Relator de Naciones Unidas, como han planteado respetables organizaciones internacionales de derechos humanos.

Primero, porque para ellos sería negar la posición dura e intransigente que ese régimen ha mantenido durante 51 años de existencia. Y segundo, porque como el guapo del barrio, aceptar la petición de Fariñas, para Fidel Castro sería mostrar la cobardía de un tirano cruel y sanguinario, que por mucho menos que la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, mandó a fusilar, “sólo para dar un escarmiento”, a tres infelices negros cubanos, Lorenzo Copello, Bárbaro Sevilla y Jorge Luis Martínez, que se habían apoderado de la lanchita de Regla para escapar rumbo a la libertad.

Que me perdone Guillermo Fariñas, pero considero que es una tontería, después de tanto tiempo en huelga de hambre, empecinarse en continuar la huelga “hasta las últimas consecuencias” --como repite muy a menudo-- porque su muerte no va a derrocar el régimen, ni va a eliminar de inmediato la tiranía, ni va a lograr el derrumbe del sistema, ni va a provocar un levantamiento popular en la isla, ni le va a producir un infarto cardiaco a Fidel Castro. Todo lo contrario. Su desaparición significaría un enemigo menos, que como Orlando Zapata Tamayo, prefiere la muerte a continuar luchando desde cualquier trinchera por la libertad de su patria.

El clamor del mundo entero que lo ha estado apoyando hasta ahora, es el mismo clamor para que Guillermo Fariñas abandone esa huelga que ya no tiene sentido, porque aún y
cuando no ha logrado que “el régimen castrista ceda y libere a los presos enfermos”, ha conseguido mucho más que eso. A puesto en la picota pública universal a la dictadura y en los cuatro puntos cardinales del mundo, como nunca se había visto, el gobierno comunista de Cuba es rechazado y aborrecido, inclusive por aquellos que antes fueron sus más furibundos defensores, aliados y amigos.

Morirse ahora no es admisible como consecuencia de una huelga de hambre y mucho menos cuando estamos a unos pasos de la victoria final. Por eso cuando las Damas de Blanco, con todo su prestigio, con una historia de grandes sacrificios, con su reconocimiento patriótico dentro y fuera de Cuba, con sus blancos uniformes de mujeres heroicas, excelsas, de extraordinaria valentía, visitan a Guillermo Fariñas para que abandone la huelga de hambre, que seguramente de continuar se lo llevará a la tumba, más que escucharlas debe obedecerlas, porque también ellas son el “leit motiv” de la causa por la que tanto ha luchado este abnegado soldado de la patria.

Si los líderes de la disidencia interna, si los dirigentes de la oposición patriótica dentro de Cuba, si las voces más prestigiosas de los cubanos fuera de la isla, si las personalidades de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa, si los hombres y mujeres que luchan en el mundo por la libertad de Cuba y que han visto horrorizados la muerte de Orlando Zapata Tamayo, le han pedido a Guillermo Fariñas que abandone la huelga de hambre, sólo faltaría que fueran los propios 26 presos de conciencia enfermos de la Primavera Negra del 2003 en las cárceles de la isla, los que en un documento firmado por ellos o por sus familiares, le pidan a Fariñas que cese en su huelga de hambre, porque más que una derrota para el régimen comunista de Fidel y Raúl Castro, sería un triunfo para su sistema represivo y dictatorial, que tendría con su muerte un opositor menos por el que preocuparse.

Para la causa de la libertad de Cuba, Fariñas vale más vivo que muerto. ¡Por eso no debemos dejar morir a Guillermo Fariñas!
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Luis González-Lalondry es periodista, escritor, combatiente y veterano de Bahía de Cochinos. Por favor, háganle llegar este mensaje a Guillermo Fariñas.

martes, 8 de junio de 2010

La Iglesia y el Carnicero de Birán

Otro articulo del periodista cubano Luis González-Lalondry


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La Iglesia y el Carnicero de Birán
Por Luis González-Lalondry


Lo que muy pocos se imaginaban acaba de suceder: la reunión del cardenal Jaime Ortega y Alamino, representante de la Iglesia Católica en Cuba con el mayoral del gobierno castrista, Raúl Castro Ruz, en presencia del arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García Ibáñez. De lo que allí se habló solo lo saben los reunidos, pues de la conferencia de prensa posterior realizada por el cardenal, únicamente se supo que la reunión fue calificada por él, de “distinta y novedosa en sentido muy positivo”. En resumen, nada de nada.

En cuatro horas conversando se pueden decir muchas cosas y pueden surgir mucho compromisos y aunque Jaime Ortega también dijo en la conferencia de prensa, “que había sido un diálogo sobre Cuba, nuestras realidades, el presente y el futuro”, se concluye, que parte del conversatorio giró alrededor de la desesperada situación de los presos de conciencia, muchos de ellos enfermos y de la posibilidad que algunos de ellos puedan lograr su libertad condicional, a la que nadie debe oponerse, si tomamos en cuenta los años que llevan muchos de esos infelices sin medicinas, sufriendo un trato realmente infrahumano, sin una alimentación adecuada, llenos de enfermedades, en algunos casos incurables, alejados de sus familiares, golpeados, torturados y sin siquiera tomar el sol y respirar aires de libertad.

Para los que sabemos el suplicio de las celdas de castigo, las tapiadas, la miserable vida en las cárceles cubanas y el trato inhumano de sus carceleros, tenemos la obligación moral de darle la bienvenida a cualquier resquicio que permita la liberación de esos compatriotas presos. Pero siempre y cuando sea una libertad sin condiciones, que no comprometa los ideales y los principios que llevaron a esos cubanos a las ergástulas del régimen.

Otra cosa sería aceptar una componenda inmoral entre el gobierno del carnicero Raúl Castro y la Iglesia Católica, que bien podría poner en la calle unos pocos opositores presos, para atenuar la protesta del mundo, luego después del crimen premeditado contra Orlando Zapata Tamayo y la huelga de hambre que realiza Guillermo Fariñas, para después continuar llenando las cárceles con todos los cubanos que protesten y disientan de la criminal dictadura.


El juego de Fidel y Raúl Castro está bien claro. Ninguna institución mejor para acallar las voces de protesta generalizada en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa en estos momentos que la Iglesia Católica y su prestigio universal. Sentarse públicamente a discutir condiciones para liberar a algunos presos, sería, primero ganar tiempo, luego, satisfacer a las Damas de Blanco y a Guillermo Fariñas y, finalmente, aparecer ante el mundo como campeones de “los derechos humanos”, cuando son realmente unos violadores contumaces de los derechos de los cubanos.

Frente a esta maniobra, sólo hay una condición: la libertad absoluta de todos los presos políticos sin excepción. La participación en las discusiones con el régimen de los representantes de la sociedad civil de Cuba. Y si quieren ir mucho más allá, la preparación de una transición sin sangre, que garantice la paz entre lo cubanos, a través de una Comisión de Notables, hombres y mujeres de la isla y del destierro, supervisada por organizaciones internacionales, incluyendo, además de la Iglesia Católica, la Unión Europea, la Comisión de Derechos Humanos de la OEA y la Cruz Roja. Y finalmente, el desmantelamiento del poder que detentan en Cuba, Fidel, Raúl y el Partido Comunista.

La Iglesia Católica y el cardenal Jaime Ortega, no pueden ser los únicos interlocutores entre el pueblo de Cuba, los presos polìticos y el régimen castrista. La posición de la iglesia está demasiado comprometida, siempre en busca de sus mejores intereses. La permanente sonrisita del cardenal en la reunión con Raúl Castro, no dice otra cosa que un absoluto sometimiento o una enfermiza simpatía al dictador, que una vez en el pasado lo envió a la UMAP por considerarlo homosexual.

Por esa razón, no nos hagamos muchas ilusiones. Este no es más que el famoso “un paso atrás” que postulaba Lenín, para obtener ventajas negociando y ganar tiempo, donde los comunistas son verdaderos maestros. ¡Ojalá y nos equivoquemos!

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Luis González-Lalondry es periodista, luchador incansable por la libertad de Cuba y veterano de Bahía de Cochinos.

lunes, 19 de abril de 2010

Bahía de Cochinos: 49 Años Después

Escrito del periodista cubano y miembro de la brigada 2506 Luis González-Lalondry.


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Bahia de Cochinos: 49 Años Después
Por Luis González-Lalondry

Hace 49 años, el 17 de abril de 1961, se llevó a cabo el histórico desembarco en Bahía de Cochinos, la invasión militar que pudo haber cambiado el destino de los cubanos y la historia misma de nuestro hemisferio, naturalmente si hubiéramos triunfado. Pero no fue así y hemos tenido que cargar con la derrota, aunque el fracaso de aquella operación fue producto de la Guerra Fría, los errores tácticos de Estados Unidos y su presidente John F. Kennedy y las pretensiones de la Unión Soviética de dominar el mundo mediante la odiosa doctrina del comunismo marxista-leninista, que a tiempo las fuerzas democráticas por cobardía no supieron frenar con coraje y valentía.

Para la historia de los pueblos medio siglo no es mucho tiempo, pero para los hombres y mujeres que participan en la historia misma, biológicamente es una eternidad. Y aquella hermosa gesta que comenzó con los hombres de Giussepa, luego se trasladó a las selvas de Panamá y después a las montañas de Guatemala, el tiempo ha transcurrido vertiginosamente, la vida se ha ido acabando y la dictadura que nos hizo arriesgarlo todo por la libertad de Cuba, sigue ahí, reprimiendo a los cubanos, asesinando a nuestros compatriotas y golpeando a infelices mujeres vestidas de blanco, con la misma crueldad con que lo hacían antes y después del 17 de abril de 1961.

Lo vergonzoso es que ya no se habla del desembarco en Bahía de Cochinos, como no se habla de Carlos Manuel de Céspedes, ni de Martí, ni de Maceo, ni de Máximo Gómez, ni de Ignacio Agramonte, ni de Flor Crombet. Para los cubanos del exilio los temas frívolos son más importantes. Juanes, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Juan Formell y los Van Van, son regularmente el tema obligado en la prensa diaria, en los programas de radio o de la televisión de Miami, la llamada capital del exilio.

Vicente Méndez, Tony Cuesta, Juan Felipe de la Cruz, Luis Aurelio Nazario, Tony Izquierdo, Eusebio Peñalver, Rogelio González Corzo, “Francisco”, Porfirio Ramírez, son nombres de patriotas que no le dicen absolutamente nada a las nuevas generaciones, como no le dice nada la historia patriótica de hombres de la talla de Felipe Rodón, Vicente León, José Millán Velasco, Luis Oria Finalés, Omar Guerra, Osvaldo Piedra, Ovidio Camejo, algunos de los mártires de la histórica batalla en Bahía de Cochinos. No hemos aprendido de los norteamericanos, ni de los ingleses, ni de los franceses, ni de los judíos, que todavía 65 años después de terminada la Segunda Guerra Mundial, viven exaltando la historia del Holocausto y los seis millones asesinados por los nazis.

Es posible que este año, como en los anteriores, muy pocos recuerden venerar la fecha del 17 de abril y la histórica invasión a Bahía de Cochinos, la única vez que Cuba pudo ser libre por el esfuerzo de los propios cubanos, aunque la casona que se levanta en el 1821 SW 9 Calle en esta ciudad, esté llena de recuerdos de la guerra y el Monumento a los Mártires en la Calle Ocho y la 13 Avenida, en el suroeste de esta la capital del exilio, nos indique el camino del deber cumplido.

Como los aliados en Normandía, los ingleses en Monte Cassino, los norteamericanos en Guadalcanal y Filipinas, la Brigada de Asalto 2506 con mil quinientos hombres, hizo historia el 17 de abril de 1961 enfrentándose a un ejército de sesenta mil hombres, con la mejor artillería a su disposición, los pesados tanques Stalin y la aviación castrista intacta, después de los ataques el día 15 de abril a los aeropuertos de Columbia, San Antonio de los Baños y Antonio Maceo en Santiago de Cuba.

La victoria pudo haber sido de los cubanos y del mundo libre, si se hubieran cumplido los planes elaborados por la administración del general Eisenhower, pero para el presidente Kennedy era más importante asegurar su reelección cuatro años después, que consolidar la democracia en Cuba y perdimos aquella batalla, que pudo haber salvado a Cuba y al continente. Pero la historia está ahí y el mundo reconoce que el desembarco de aquel puñado de hombres de la Brigada de Asalto 2506 en Bahía de Cochinos, fue una prueba de valor y patriotismo que no ha podido ser superada en estos 50 años de lucha.

Los veteranos de aquel 17 de abril, que andamos con el pelo cano por las calles de Miami y por los caminos del mundo, arrastrando el dolor de vivir sin patria, 49 años después de aquella gesta libertadora, le rendimos este día homenaje a nuestros muertos, a los que cayeron para siempre, en Playa Girón, Playa Larga, San Blas, Pálpite y Yaguaramas y alzaremos nuestra vista al cielo para rezar un Padre Nuestro por nuestros hermanos de la Brigada de Asalto 2506 y por todos los que han muerto combatiendo por la libertad, para que Cuba se salve y los cubanos seamos definitivamente libres.

Luis González-Lalondry es periodista, escritor y combatiente de Bahía de Cochinos.

sábado, 10 de abril de 2010

Carta abierta de Guillermo Fariñas a Raúl Castro

Carta abierta de Guillermo Fariñas a Raúl Castro

publicado el lunes, abril 05, 2010

Santa Clara, 4 de abril del 2010

A: Raúl Castro Ruz, General de Ejército y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba
Con copia a: Fidel Castro Ruz, Comandante en Jefe y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba.

General; quisiera mediante el siguiente documento aceptarle el reto, que me envió indirectamente su gobierno a través del artículo que publicó en el periódico Granma, el 8 de marzo del 2010, el periodista a sueldo Alberto Núñez Betancourt y las palabras dichas por Randy Alonso Falcón en la pasada Mesa Redonda del pasado 17 de mayo.

En primer lugar denuncio al aparato de propaganda ideológica de su partido por querer presentar al finado Orlando Zapata Tamayo, como un preso común. Personalmente conocí al asesinado cuando era militante de la Unión de Jóvenes Comunistas y obrero de la construcción en el hotel Parque Central. Allí Zapata Tamayo, recibió la tarea como adepto a su régimen, de refutar lo que se planteaba en las “Peñas Democráticas del Parque Central”.

Tras ver pruebas en los cuerpos de los expresos políticos, como bayonetazos, mordidas de perros y otras formas de tortura, además de leer literatura considerada subversiva, donde se demostraba las falacias que significó lo que es el Castrismo, como por ejemplo, quemas del 90% de los llamados por usted “Bandidos del Escambray”, quienes en realidad eran guerrilleros anti- comunistas, habían sido miembros del Movimiento 26 de Julio o del Ejército Rebelde antes del triunfo de la Revolución Cubana.

Ante la cruda verdad Zapata Tamayo comenzó a colaborar con la disidencia cubana, razón por la cual resultó separado de forma definitiva de la Unión de Jóvenes Comunistas y cesanteado de su trabajo como Albañil- plomero y le fue aplicado el Decreto Ley # 217, que no les permite residir a los orientales en la capital del país. Por tanto si esto ocurrió entre los años 1999 y 2000 son espurios todos los delitos comunes imputados al asesinado.

Con respeto a lo escrito por Alberto Núñez Betancourt sobre mi persona, el 8 de marzo, donde se le da a entender al pueblo de Cuba y a la opinión pública internacional, que en algún momento fui un delincuente común, le llamo con conocimiento de causa a usted y a su régimen embustero, que fui yo quien acusó a la Dra.: Ana Lourdes Goire Wilson, en aquel momento directora del Hospital Infantil “Pedro Borrás” y de toda confianza suya. Puesto que el progenitor de esta fue su subordinado en el II Frente Frank País. Por lo que el aparato de control político ideológico la defendió y me envió a mí a la prisión de “Valle Grande”, en La Habana, bajo investigación cuando ella por corrupta debió ser la condenada.

No solo como el Secretario General de Trabajadores de la Salud de la entidad antes mencionada, sino como ciudadano de mi país tenía todo el derecho a denunciar ante las autoridades policiales los desvíos de donaciones procedentes de la Unión Europea, que hacía esta militante del PCC y lo revendía en el mercado negro.

Ahora podrán decir lo que quieran, pero nunca fui condenado por ese delito de supuestas “lesiones” y si por el de “Convicción Moral de los Jueces”. Todos los trabajadores del Borras presentes en el juicio son testigos que sus familiares fueron los que me agredieron a mí.

En cuanto al otro delito mencionado por la pluma alquilada de su gobierno, que respónde al nombre de Alberto Núñez Betancourt, quiero hacer constar que el primer agredido fui yo, públicamente al desenmascarar al señor Juan Francisco Fernández Gómez, el agente “Félix”, para la Seguridad del Estado, porque le grité ante todo su vecindario, que él era el asesino del adolescente alfabetizador Manuel Ascunse Doménech y su alfabetizado, el campesino Pedro Lantigua, pues él fue entrenado por asesores soviéticos, en la unidad especial del Ministerio del Interior nombrada “El Molino”, ubicada en el km 10 de la Carretera de Sagua, sitio donde se preparaban falsos guerrilleros anti-comunistas para introducirlos en las montañas del Escambray, donde cometieron atrocidades contra la población civil, para que los guerrilleros anti castristas perdieran el apoyo popular.

General, le apunto que de este enfrentamiento yo resulté herido en mi antebrazo izquierdo, cicatriz que todavía ostento y nunca se me permitió hacer una acusación por Lesiones al agente a su servicio.
Es cierto que en legítima defensa le propiné un bastonazo, por el que el tuvo que ser intervenido quirúrgicamente.

De todas maneras existieron inexactitudes, cuando el periodista a su servicio escribió, que yo fui condenado a 5 años y 10 meses, puesto que el día 3 de marzo del 2003, se me realizaron dos vista orales, la primera ya referida y la segunda porque un mes antes a lo ocurrido por haber expuesto en una reunión del “Poder Popular, el “Proyecto Varela”, donde por cierto fui agredido por seguidores de su sistema político y donde no me defendí.

Le puntualizo que mi última condena fue de 6 años y 10 meses y es una manipulación no haber puesto mi última sentencia o haberla olvidado por un delito de opinión. En el artículo ordenado por usted, como militar que siempre ha sido, se obvia, se esconde, se escamotea a la opinión pública mi trayectoria en el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Se oculta sospechosamente, que fui, primero como Camilito, después como precadete y miembro de los batallones de Seguridad Personal de Protección a Sedes Diplomáticas, de Protección a la Casa Central de las FAR y pertenecí al Batallón de Custodia a la Embajada del Perú. Y que sobre todo fui también integrante de los Comandos de Demolición y Sabotaje de Tropas Especiales en Angola , subordinados a usted como Ministro de las FAR de aquella época. Parece que su “Ministerio de la Verdad” trabaja en estos días afanosamente tratando de cambiar la historia, como decía George Orwell en su obra “1984”

Por lo tanto debido a mi incursión castrense en ese país africano, sí considero que como adolescente ejercí como mercenario o un agente a sueldo de una potencia extranjera, la extinta Unión Soviética. Con toda la dignidad del mundo, lo desmiento, debido a que para ser mercenario hay que estar dispuesto a morir por una paga, un sueldo, una remuneración y yo estoy presto a fallecer por mis ideas democráticas. No obstante lo invito a que designe usted alguno de sus seguidores, que se declare en huelga de hambre y de sed para defender al sistema político que usted representa, ojalá encuentre alguno.

Señor presidente “de Facto”, la soberbia y la prepotencia que han demostrado su hermano y usted con sus oponentes políticos es realmente proverbial, nadie que disienta de sus ideas, y sus cánones políticos es considerado una persona decente, le reitero las gracias por esa soberbia pues debido a ello me da la oportunidad como miembro del pueblo cubano de a pie y de la oposición pacifista cubana de ser asesinado en pleno Siglo XXI por un estado totalitario como el que usted encabeza, algo que lanzará por tierra el supuesto humanitarismo del sistema por usted dirigido.

Presidente, en sus ataques en contra de la disidencia, tanto sus seguidores dentro como fuera de Cuba, acuden a sobredimensionar el “falso humanismo solidario” de la mal llamada “Revolución Cubana”, cuando envía médicos, paramédicos, maestros y entrenadores deportivos al extranjero.

Yo, denuncio esta ayuda como espuria, puesto que es un mecanismo para desviar la atención respecto a las crueldades, torturas y violaciones de la Declaración Universal de Derechos Humanos que su régimen totalitario comete diariamente contra los ciudadanos cubanos.

Le agradezco por dar las órdenes para que yo muera como un auténtico patriota. Si algo me ha enseñado esta lucha por la Democracia Representativa en mi país, es amar al prójimo, incluidos mis adversarios políticos, cuestión totalmente contraria del odio que me inculcaron cuando era un adolescente a su servicio.

Juro ante Dios, que a pesar del asesinato de Orlando Zapata Tamayo y mi inminente ejecución pública, pues sé que no se pondrá en libertad a los 26 presos políticos y de conciencia enfermos que existen en las cárceles cubanas, mi corazón no alberga ningún tipo de rencor hacia usted o su hermano o cualquiera de sus seguidores. Puesto que la necesidad patológica de poder en los seres humanos, como le ocurre a usted y a su consanguíneo son dignos de lástima.

Mi último pensamiento es para que en el futuro mi Patria, Cuba, tenga una solución pacífica sin derramamientos de sangre, donde usted y sus seguidores posean espacio político y nosotros sus adversarios también lo tengamos, esto es necesario por sobre todas las cosas y así lo hago pensando como patriota cubano que Dios se apiade de su alma y en tiempo venideros bendiga a Cuba para que sea prospera y democrática.



Guillermo Fariñas

¡Ahora o Nunca….!

Justamente estaba escribiendo y recibí este articulo del periodista cubano Luís González-Lalondry. Aca se los dejo.


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Trinchera Digital


¡Ahora o Nunca….!
Por Luis González-Lalondry


Quizás la frase en el título de este artículo suene repetitiva, pero ninguna más grafica y con más fuerza para mostrar la urgencia del momento que vivimos que esta de ¡Ahora o Nunca!, ya que sólo el 17 de abril de 1961, cuando el desembarco en Bahía de Cochinos, se presentó la única oportunidad histórica de acabar con el régimen de Fidel Castro. Para algunos era muy temprano, pues la revolución en el poder contaba con el respaldo del pueblo. Para otros, el gobierno estaba desarmado y era el momento propicio para derrotarlo por medio de las armas. Para la mayoría, fue la única oportunidad para que Cuba no cayera en las garras del comunismo y se convirtiera en la dictadura que todavía padecemos.

Ni siquiera los alzamientos en las lomas del Escambray, con todo su heroísmo, ni la renuncia de Hubert Matos en el Cuartel Agramonte de Camaguey, ni la Crisis de Ocubre y los cohetes rusos, ni el famoso maleconazo el 5de agosto de 1994, ni la masacre del Remolcador 13 de Marzo, ni el derribo de los aviones de Hermanos al Rescate, tuvieron nunca el impacto sicológico y político, que hoy ha tenido la muerte del preso de conciencia Orlando Zapata Tamayo y el sufrimiento de su madre Reina Luisa, los abusos contra las Damas de Blanco, la huelga de hambre de Guillermo Fariñas y los demás presos de conciencia, el trato infrahumano contra los prisioneros en las cárceles de la isla, que han traído como consecuencia el enorme rechazo internacional contra ese régimen tiránico.

Nada se le puede comparar. El mundo entero ha despertado de repente. En los cuatro puntos cardinales del planeta, cientos de organizaciones, millones de seres humanos, gobernantes, presidentes, parlamentarios, líderes de todas las corrientes cívicas y políticas, religiosos de todas las denominaciones, la Unión Europea, España, su gobierno socialista, el Partido Popular y hasta la monarquía, la mayoría de los países del hemisferio, artistas, escritores, congresistas, Blogueros, el secretario general de la ONU, la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, los partidos de derecha y de izquierda. En fin, hasta el presidente de los Estados Unidos, se han pronunciado condenando la monstruosidad de ese régimen en Cuba, que golpea a infelices mujeres vestidas de blanco y asesina por control remoto a los presos de conciencia.

Es decir, que si la causa de la libertad de Cuba necesitaba apoyo, respaldo y solidaridad, en estos momentos tiene todo el que necesita para que cualquier dictadura, en cualquier lugar del mundo, se venga al suelo estrepitosamente. Con mucho menos que eso se acabó la República Soviética con todo su poderío y las dictaduras de Cesseusco, Honecker, Franco, Strossner, Pinochet, Somoza, Pérez Jiménez, Batista, Trujillo y Duvalier. ¿Por qué no Fidel Castro y su hermano Raúl Castro? La más sanguinaria y brutal tiranía que recuerda la historia en los últimos 51 años.

Lamentablemente dos cosas vitales en momentos como estos hacen falta para que concurran las condiciones históricas, y para que ese régimen en Cuba caiga por su propio peso. La primera de ellas, que continúe el abuso generalizado de las autoridades en Cuba contra la disidencia interna y la oposición al régimen, para que no cese el respaldo internacional y la opinión pública mundial presione duramente al régimen cubano. Para eso tiene que continuar la protesta de la sociedad civil en la isla. La segunda, la toma de conciencia del pueblo, no sólo para reclamar sus derechos, si no conquistarlos en las calles, en los pueblos, en las ciudades, como los chinos en Tianamen, los húngaros en Budapest, los checos frente a los tanques rusos y los polacos con el movimiento Solidaridad de Lech Walesa.

Dentro de Cuba la oposición tiene que resistir, como si la isla fuera un bastión sitiado, y fuera de Cuba, donde quiera que vivan los desterrados, las decenas de miles de exiliados tienen que movilizar las masas, los dirigentes políticos, las figuras que toman decisiones y las fuerzas democráticas del mundo, en respaldo y apoyo a los que luchan dentro de Cuba.

El régimen del octogenario Fidel Castro, enfermo y de su hermano Raúl Castro, en crisis, no tiene amigos, ni aliados, ni nadie que lo defienda, sólo cuenta con algunos cómplices con problemas similares. Sin argumentos, sin un discurso creíble, con un fracaso descomunal a cuesta, con 51 años gobernando de forma omnímoda y de espaldas al pueblo, utilizando la vía de la represión brutal, tiene que ceder, replegarse, entregar el poder o pactar con la disidencia interna y la oposición externa.

Por eso la presión internacional, la movilización de las fuerzas democráticas en el mundo y el amplio apoyo de los líderes y países de Estados Unidos, América y Europa, tendrán que convencerlos, que ha llegado el momento de abandonar el poder, ¡Ahora!.

Algunos, los más escépticos dirán: ¿Y los tanques, saldrán los tanques a la
calle? Claro que los tanques es el último recurso que le queda a Raúl Castro y sus compinches para contener el avance del pueblo. ¿Pero serán capaces de aplastar al pueblo los encargados de lanzar la embestida final contra miles de cubanos en las calles? ¿Tendrán las agallas de disparar cubanos contra cubanos para defender una revolución fracasada, que sólo le ha traído a Cuba 51 años de miseria, dolor y muerte? ¿Recuerdan a las mujeres rusas enfrentándose con gladiolos a los tanques en Moscú, en apoyo de Boris Yeltsin, antes del derrumbe del imperio soviético? ¿Se acuerdan del ejército de Batista entregando las armas a lo largo de toda Cuba el primero de enero de 1959? ¿Recuerdan la caída del Muro de Berlín, que sirvió de tumba a tantos alemanes que querían ser libres? Bueno, pues esa sería la respuesta si se produce el levantamiento popular ahora, mientras el mundo observa hacía donde se dirigen los cubanos en pos de su libertad.

En días pasados escuché a Hubert Matos dirigirse por la televisión a las fuerzas militares, en las que se apoya el régimen de Fidel y Raúl Castro para reprimir a los cubanos, invitándolos a levantarse en contra de la tiranía y recordé que eso mismo viene haciendo el comandante de la revolución, muy loable por cierto, desde hace treinta años y nada ha sucedido con los militares del Ejército Rebelde. Igualmente lo han hecho Rafael del Pino, Manuel Quevedo, Nino Díaz y todos los desertores de las filas de la tiranía y nada ha pasado.

Y es que todavía a estas alturas, 51 años después, algunos de estos mismos militares del ejército castrista, son los que golpean a las Damas de Blanco, reprimen a la disidencia, patean a los Blogueros, torturan a los presos políticos y asesinan a Orlando Zapata Tamayo. Y si las fuerza militares en Cuba no se han levantado jamás, ¿cómo podemos creer que se alzarán un día para derrocar la dictadura de Fidel y Raúl Castro? De lo que sí estamos seguros, que no dispararán un tiro para defenderla de lo que inexorablemente saben que sucederá: su caída final.

El pueblo cubano está desarmado. Lo sabemos. Pero está perdiendo el miedo y ya eso es bastante. Si antes los disidentes eran unos pocos, por
temor al paredón de fusilamientos, a la Seguridad del Estado, al Combinado del Este, a Villa Marista, a Manto Negro y a Kilo 8, ahora son más, porque Orlando Zapata Tamayo, Guillermo Fariñas, el doctor Darsi Ferrer, Oscar Elías Biscet, Jorge Luis García Pérez, Antúnez, Yoani Sánchez, los Blogueros, los presos de conciencia, las Damas de Blanco, las movilizaciones dentro y fuera de Cuba, la tecnología digital y la solidaridad de los demócratas en el mundo, le están abriendo el camino al pueblo de Cuba que quiere vivir en libertad.

Y es que los tiranos no han aprendido la lección de la historia y no quieren reconocer, que quizás puedan gobernar por la fuerza parte del tiempo, pero no podrán jamás oprimir al pueblo todo el tiempo, porque llega el momento en que los oprimidos se rebelan y toman venganza despiadadamente.

Yo diría que el momento es: ¡Ahora o Nunca¡ porque en Cuba y en el exilio se respiran aires de libertad y el mundo civilizado por primera vez está de parte de la justicia, contra ese régimen despótico y en favor del pueblo cubano.


Luis González-Lalondry es periodista, escritor y combatiente de Bahía de Cochinos. Por favor, ayúdenos a difundir este artículo.

¿Será el principio del fin?


¿Será el principio del fin de la dictadura cubana? Quien sabe, hemos estado en esta posicion tantas que veces que no quiero predecir el futuro. Lo que si es innegable es que en la historia de Cuba va estar marcada por la muerte de Osvaldo Zapata. Su inmolación ha sido para muchos un punto de inflexión, de definición de criterios y posturas en referencia a la dictadura castrista. La condena al asesinato de Zapata ha tenido protagonistas con posiciones ideológicas totalmente opuestas y sobre todo ha servido como factor aglutinante de un exilio históricamente fragmentado.

El hecho de que intelectuales, políticos y artistas de izquierda, que históricamente han profesado afinidad al régimen, hicieran declaraciones de condena a la dictadura es muestra que ya hasta para la izquierda les resulta imposible justificar los desmanes de la tiranía cubana. La respuesta desde la habana fue el intento de reducir a Zapata a un delincuente común que demandaba un teléfono celular y un televisor para su celda, dejando en evidencia la deshumanización de un gobierno que no valora la vida todo aquel que no sea adepto a su ideología.

La muerte de Zapata ha provocado el re-sugirmiento de la disidencia y la resistencia interna. Las marchas de las Damas de Blanco con la madre de Zapata a la cabeza son una prueba de las ansias de libertad que existe en el pueblo cubano. No valieron la represión o los actos de intimidación que las turbas castristas, marcharon por la Habana con la cabeza en alto pidiendo el fin de la tiranía y la libertad de los presos políticos. La huelga de hambre de Guillermo Fariña es otra prueba de la valentía y del resurgimiento de la oposición. El exilio por su parte se ha movilizado como hacia tiempo no se veía, con la convocatoria de Gloria Estefan se marcho en Miami, Los Ángeles y New York condenando la muerte de Zapata, apoyando a las Damas de Blanco y demandando la libertad de los presos políticos. Desde Habana, Miami, New York y Madrid se oye el clamor al cambio inevitable y muchas veces los protagonistas de estos deseos han sido figuras inimaginables. Ejemplo de esto han sido las declaraciones de Pablo Milanes y sobre todo las de Silvio Rodríguez, las cuales si bien se quedan cortas en la condena al régimen y que han sido seguidas con declaraciones de contrición y actos de lealtad a régimen, eran impensables un tiempo atrás y dan un vestigio del fraccionamiento que existe en la cúpula cubana.

Y es que la muerte de Zapata ha abierto el espacio para la condena del régimen y a su vez para el dialogo y la acción. Vivo ejemplo de esto es el intercambio de ideas que Carlos Alberto Monataner y Silvio Rodríguez están manteniendo, donde mas allá de ese debate de ideas lo que prevalece es el argumento de la necesidad de libertad para los mas de 10 millones de Cubanos que viven en la Isla y que hoy por hoy nadie puede negar.

Soy optimista creo que el cambio esta cerca, Ojala y sea vez como dice el periodista cubano Luís González-Lalondry

¡Ahora o Nunca!

viernes, 9 de abril de 2010

Parodia

Parodia de los cantantes Silvio Rodríguez y Pablo Milanés después de sus pronunciamientos críticos sobre la Revolución y s from Teshud on Vimeo.



Parodia hecha a Silvio y Pablo...Que ironia tan grande que la misma sea en el programa de Carlos Otero.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Mensaje a los Jóvenes Cubanos

Otro articulo del periodisca Cubano y combatiente de Bahía de Cochinos, Luis Gonzalez Lanlondry.

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Mensaje a los Jóvenes Cubanos
Por Luis González-Lalondry

Acabo de cumplir 76 años y a pesar de la mucha juventud acumulada, he llegado a la conclusión de que me estoy poniendo viejo, pero como ardiente admirador del filósofo argentino, José Ingenieros, que sentenciaba en su famoso libro El Hombre Mediocre: “Jóvenes son aquellos que no tienen complicidad con el pasado”, por suerte puedo afirmar con orgullo, que yo no tengo ninguna complicidad con ningún pasado. Es más, como si fuera poco, el maestro, dirigiéndose a los jóvenes de todas las épocas, también afirmaba en su libro, “que las canas denuncian la vejez, pero no dicen cuanta juventud se vivió”. Y aunque muchos tienen el pelo cano, no pueden decir con el mismo orgullo, que han vivido de acuerdo con sus valores, sus principios y sus más sagrados ideales.

Los hombres de mi edad prefieren detenerse en el camino para recordar los años vividos y aunque en algunos los recuerdos son vagos, miran con nostalgia los momentos que se han ido, los placeres que tuvieron y que nunca más volverán, los amores que dejaron en el olvido, los aciertos que lograron, los errores que cometieron en el curso de su larga o corta vida y que evitan recordar, para resumir diciendo: ¿Si yo lo hubiera sabido? Pero la vida es muy corta y en ocasiones es muy tarde para enmendarlos.

En los grandes cambios de la humanidad, los jóvenes han tenido siempre un papel protagónico de gran importancia, porque gracias a ellos el mundo se ha desarrollado y ha progresado hasta nuestros días. En las guerras, los jóvenes han puesto la sangre y los muertos. En las convulsiones sociales han sido artífices de los cambios y han estado a la vanguardia, como ocurrió durante la revolución francesa, la revolución industrial, la guerra de independencia americana, la abolición de la esclavitud, la libertad de muchos pueblos oprimidos, la eliminación del coloniaje, la liberación del comunismo soviético en los países del Este de Europa, el derrocamiento de las dictaduras nacionales y el ajusticiamiento de los tiranos. Cuba no ha sido sólo una excepción, sino un ejemplo.

La juventud cubana desde La Demajagua, el 10 de octubre de 1868 hasta nuestros días, ha escrito páginas de gloria. La conspiración de La Escalera, el fusilamiento de los estudiantes de medicina, la guerra organizada en 1895 por Martí, el desembarco en Gibara, la lucha contra Machado antes y contra Batista después. El alzamiento del Escambray, el heroísmo de la clandestinidad, la invasión a Bahía de Cochinos y Playa Girón, en la épica batalla contra el régimen comunista de Fidel Castro, la intransigencia del exilio histórico Y, finalmente, el patriotismo de la disidencia en Cuba, son algunos ejemplos en esta larga lucha que ya sobrepasa los 50 años.

Muchos son los ejemplos, infinito el martirologio, extraordinario el patriotismo, excepcional el amor por Cuba, único el desprendimiento, incomparable el sacrificio

personal de muchos jóvenes como Tony Cuesta y Orlando Zapata Tamayo, por mencionar algunos nombres. Al primero lo dejaron moribundo y ciego después de
enfrentarse a las fuerzas de la tiranía en las costas de Cuba, frente a La Habana. El segundo, sacrificó su vida en una huelga de hambre de 83 días, en un innegable asesinato premeditado. Otro, como Felipito Rodón, con 19 años, se enfrentó sólo a un tanque Stalin en Playa Girón, para dispararle con una bazooka e inutilizarlo. Logró su cometido, pero perdió la vida en el intento. ¡Cuántas historias de heroísmo!

La Cabaña, Isla de Pinos, El Castillo del Príncipe, Villa Marista, 100 y Aldabó, San Severino, Boniato, Mazorra, Guanajay, Kilo 7, son algunos nombres que para muchos jóvenes en Cuba y en el exilio de Miami, quizás no le digan nada, pero en cada una de estas prisiones hay miles de historias de jóvenes, mujeres y hombres, que han sacrificado sus vidas luchando por la libertad de Cuba. Algunos en plena adolescencia. Otros, estudiantes, obreros o simplemente desempleados. La mayoría de ellos cubanos blancos y negros, muchos de origen humilde, que sólo querían para su patria la libertad que el régimen despótico y brutal de Fidel y Raúl Castro le han negado siempre.

Hoy, por designios del destino, pensamos que estamos llegando a la etapa final de nuestra fatal agonía. Los acontecimientos hablan claro y alto y después de medio siglo de totalitarismo, donde la perversidad de un solo hombre --yo diría de una sola familia: Fidel Castro y Raúl Castro-- dueños absolutos de la vida y la muerte de los 12 millones de cubanos, está llegando a su fin. Por eso los jóvenes cubanos en la isla, no importa si nacieron antes o después de la revolución, tienen el insoslayable deber de ocupar su puesto en la lucha, para lanzar al basurero de la historia ese régimen nefasto.

No importa donde se encuentren, en el ejército, en las universidades de Cuba, en las escuelas del país, en las organizaciones de masa, en los departamentos al servicio del Estado, laborando en las pocas industrias, en los campos deportivos de las provincias, en los órganos policíacos, en las oficinas del gobierno, en los hoteles y restaurantes, en los medios de transporte, en las zonas rurales de la isla, o simplemente pedaleando en una bicicleta para poder encontrar que comer. A los jóvenes, hombres y mujeres, les corresponde la histórica tarea de tomar las calles de manera pacífica o de forma violenta, para echar al tirano y acabar con la tiranía.

Los jóvenes, no importa donde estén, son los que escriben la historia y en esta última etapa de la historia nuestra, son precisamente los jóvenes a los que les toca desterrar el miedo y dejar a un lado la doble moral, para seguir los ideales de aquellos que les precedieron en esta lucha por la libertad, el derecho a la vida, el decoro, la dignidad humana y el bienestar de todos los cubanos, porque en estos momentos, de ellos y sólo de ellos depende la patria en agonía.

Los jóvenes de Cuba, como decía Ingenieros, tienen frente a ellos dos caminos bien definidos: se levantan a nivel del heroísmo y el martirologio, luchando contra la

esclavitud, la opresión y la ignominia o la historia los recogerá como simples borregos, cobardes instrumentos de una dictadura feroz y criminal, donde la represión se enseñorea desde la Punta de Maisí al Cabo de San Antonio, donde el paredón ha dejado miles de muertos, donde las cárceles están llenas de cubanos por el simple delito de no pensar igual a los jerarcas del régimen, donde el hambre, la desesperación y la frustración de los ciudadanos ha llevado a muchos al suicidio y a tomar una balsa para escapar y, donde los jóvenes en estos 50 años, no tienen ni han tenido presente y mucho menos futuro, en una sociedad comunista donde el único amo, dueño y señor es el tirano Fidel Castro y el mayoral de turno su hermano Raúl Castro y los mayimbes que le sirven de cómplices.

Yo también fui joven y sufrí, como miles de jóvenes de mi generación, la cárcel, la guerra en Bahía de Cochinos, los peligros de la muerte, los abusos, los maltratos, la represión, las vejaciones de ese régimen, el hambre, el frío de un exilio largo e inclemente y recibí, como le ofreció el Apóstol Martí al general Máximo Gómez, “la satisfacción del deber cumplido y la ingratitud probable de los hombres”.

Yo no puse a Fidel Castro en el poder, como quizás no lo puso Orlando Zapata Tamayo, ni Pedro Luis Boitel, ni Guillermo Fariñas, ni Félix Bonne Carcasés, ni Marta Beatriz Roque Cabello, ni René Gómez Manzano, ni Oscar Elías Biscet, ni Jorge Luis García Pérez, Antúnez, ni Tony Cuesta, ni Herminio Díaz, ni Ariel Sigler Amaya, ni Cary Roque, ni Laura Pollán, ni Bertha Soler, ni Las Damas de Blanco, ni muchos de ustedes, ni los miles de cubanos que han caído combatiendo la tiranía, pero desde muy joven consideré que era mi deber echar del poder ese tirano, por el bien de mi patria y de la humanidad y ofrecí mi vida a cambio de la libertad de Cuba.

No obstante, admito que ya estoy en la tercera edad, aunque con 76 años aún sigo luchando desde mi trinchera.

Luis González-Lalondry, es periodista, escritor, orador y combatiente de Bahía de Cochinos. Le agradecemos la divulgación de este artículo.

sábado, 20 de marzo de 2010

Arte Cubano

Tres Obras de Arte del pintor Cubano Armando Tejuca



viernes, 26 de febrero de 2010

Orlando Zapata

Aca dos artículos publicado por El País sobre el asesinato del preso político cubano Orlando Zapata. Uno de ellos es escrito por Yoani Sánchez y otro por Manuel Cuesta Mórua

jueves, 18 de febrero de 2010

Los Cubanólogos de Miami

Aca un escrito del periodista y escritor cubano Luis Gonzalez-Lalondry, abordando el tema del zoologico mediatico cubano de Miami.

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Los Cubanólogos de Miami
Por Luis González-Lalondry


Cada vez que enciendo la televisión y sintonizo los programas sobre Cuba, me convenzo más de la ignorancia de los cubanólogos de Miami, que opinan sobre la situación de nuestro país y ofrecen con absoluto irrespeto y desparpajo, soluciones a corto y a largo plazo que dan risa. Unos consideran que Raúl Castro, el actual dictador y gran inquisidor de la isla, no le queda otro camino que comenzar una gran apertura para solucionar la crisis económica en el país. Otros, que está esperando que se muera su hermano Fidel para gobernar.

Y yo me pregunto: ¿Y qué hay de la crisis política, social, energética y alimentaria en Cuba, de los abusos al pueblo, de todas las violaciones a los derechos humanos, de los presos políticos que se pudren en las cárceles, del hambre de los cubanos, de los edificios que están cayendo, de los barrios marginales, de la insalubridad, de la falta de salud, de la ausencia de libertades, de la crisis en los hospitales donde no hay ni aspirinas, de la falta de oportunidades a los jóvenes, a los hombres, a las mujeres, del fracaso del sistema?

Los cubanólogos se atreven a formular el diálogo con el gobierno de Raúl Castro, como el primer paso para abrirle un espacio a la solución cubana, con una especie de “borrón y cuenta nueva” con los culpables de la gigantesca tragedia nuestra, olvidando los 84 civiles y militares asesinados, por órdenes del propio Raúl los días 9, 10 y 11 de enero de 1959 en Santiago de Cuba. Olvidando inclusive los crímenes, los fusilamientos, las violaciones a los derechos de los cubanos y la destrucción de la república durante más de 50 años de tiranía. ¿Quién paga por estos horrendos delitos para que no vuelvan a ocurrir en la Cuba del futuro?

Otros cubanólogos, por ejemplo, se atreven a pronosticar que muerto el tirano Fidel Castro, Raúl su hermano menor, “estará en libertad de tomar medidas que salven el país”. En primer lugar no creo que el comandante en jefe se vaya a morir mañana, porque si no se ha muerto ya después del cáncer en los intestinos, la rabieta por la bolsita para defecar y la decisión que tomó de renunciar al poder hace tres años, no se muere ni mañana, ni pasado, ni este año 2010. Aunque quisiera equivocarme.

¿Pero de qué medidas que salven al país hablan estos imbéciles, cuando a Cuba sólo la salva una cura de caballo que borre de una sola vez con todos los vestigios del comunismo, el socialismo, el castrismo y todo lo que huela al fidelismo y el raulismo y vuelva la libertad y la democracia a la isla?

Además, por desgracia, en este caso específico, los gallegos de la primera generación son longevos y los de la segunda generación se mueren mucho más tarde. Angel Castro,

el padre de Fidel, anduvo arrastrando el testículo izquierdo, que según los entendidos le pesaba unas diez libras, además padecía de diabetes, tenía alta presión arterial y mostraba problemas congénitos en el hígado, la vesícula y el estómago y murió de viejo con 83 años. ¿Qué hace pensar entonces que Fidel Castro se va a morir mañana, como están esperando los cubanos de las dos orillas?

Raúl más pragmático, ha vivido toda su vida a la sombra de Fidel y su
misión en estos momentos es “cuidarle el poder a su hermano, que al mismo tiempo es cuidar el poder para él y su parentela”. Los que esperan y pregonan cualquier antagonismo entre los dos, como hemos oído en Miami, no saben de lo que están hablando. Además la ortodoxia marxista de Raúl Castro lo obliga a pedirle a los cubanos de la isla mayores sacrificios, “a que se aprieten mucho más el cinturón”, porque como decía Wiston Churchill, la filosofía del comunismo se basa en la miseria y el hambre del pueblo y lo único que no hará jamás Raúl es apartarse del catecismo fundamentalista del marxismo-leninismo.

Pero seguramente, para sorpresa de Vladimiro Roca, Oscar Elias Biscet y Marta Beatriz Roque Cabello, en Miami hay más analistas, ideólogos, cubanólogos, opiniólogos, estrategas y conocedores de la realidad cubana, que todos los disidentes juntos en la isla. La lista que tiene el dominicano Oscar Haza, la cubanoamericana Maria Elvira Salazar y sus productores, es larga. Yo diría que larguísima.

Los hay guagueros, vendedores de frutas, ex guardaespaldas del tirano, timadores de oficio, choferes de alquiler, expertos en paladares, generales “estrellados”, traidores de oficio, graduados en inteligencia y espionaje, mentirosos consuetudinarios, desertores de la Seguridad del Estado, agentes cubiertos y encubiertos, militantes del Partido, aduladores de profesión, veteranos de Angola y Namibia, voluntarios internacionalistas, filósofos de pacotilla, músicos que le han cantado toda su vida a la revolución, artistas de medio pelo de la UNEAC, esbirros de Villa Marista, economistas que cayeron en desgracia y algún que otro profesor de la UM y FIU con alguna experiencia en asuntos de Cuba, pero ignorantes totalmente de la realidad cubana.

Son los eternos “expertos” en busca de un papel protagónico en esta lucha por la libertad de Cuba que ya tiene más de 50 años. Mientras los verdaderos conocedores de la verdad sobre esta cura de caballos que ha sufrido nuestra patria, prefieren mantenerse callados, pero luchando. Hombres y mujeres, veteranos de todas las guerras contra el tirano Fidel Castro y el comunismo, héroes de la clandestinidad, combatientes del Escambray, expedicionarios de la Brigada 2506, sobrevivientes del presidio político, jóvenes estudiantes que no transigen, familiares de los fusilados, asesinados, masacrados y torturados. Ellos no cuentan porque no proporcionan “ratings”, pertenecen al exilio histórico, según estos mercaderes de Miami y no tienen nada que decirles a la recua de cubanos reciclados que nos ha enviado la maldita revolución castrista a esta ciudad.


Los cubanólogos confunden, dividen a los cubanos, favorecen la mayor parte de las veces la posición política e ideológica del régimen de La Habana, porque repiten sus consignas. Coinciden con el enemigo. Aplauden el “intercambio cultural” y celebran el concierto de Juanes en La Habana y la presentación en Miami de Juan Formell y los Van Van. Se apartan de la realidad buscando protagonismo. No son capaces de levantar una tesis porque no tienen ninguna. Su propósito es quedar bien con Dios y con el diablo y con el que dirige el programa televisivo o radial de turno, porque así tienen las puertas abiertas para regresar ante las cámaras y los micrófonos. Atacan a los intransigentes, a los que pregonan la tesis beligerante, con los que no están de acuerdo “por su contenido patriotero”, según dicen, para dar la impresión que saben todo lo referente a Cuba y los cubanos. Son una plaga que el exilio de Miami debía rechazar porque dañan la mejor imagen de la causa que defendemos.

Y cuando los arrinconan, como hemos visto algunas veces, repiten como cotorras: “Esta es la democracia y vivimos en un país donde hay que respetar la libertad”. Sin duda que vivimos en un país donde hay que respetar la libertad de opinar…. pero no la libertad de decir sandeces y mentiras, a costa del martirologio de un pueblo en agonía.


Luis González-Lalondry es periodista, escritor, combatiente y veterano de Bahía de Cochinos. Le agradecemos la distribución de este artículo.

lunes, 15 de febrero de 2010

Cubazuela

Articulo publicado en la revista colombiana Semana describiendo la profundidad de la ingerencia cubana en Venezuela. El articulo también aborda el claro rechazo de una gran parte de la sociedad venezolana a los técnicos, médicos y militares cubanos que se encuentran ahí construyendo la segunda Cuba. La única historia que no se dice es el rechazo y la antipatía que la mayoría de los cubanos dentro de la isla le tienen a Comandante Chávez y como para muchos cubanos, incluyendo algunos en la cúpula militar, Chávez no es mas un títere y un cobarde.