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sábado, 10 de abril de 2010

¿Será el principio del fin?


¿Será el principio del fin de la dictadura cubana? Quien sabe, hemos estado en esta posicion tantas que veces que no quiero predecir el futuro. Lo que si es innegable es que en la historia de Cuba va estar marcada por la muerte de Osvaldo Zapata. Su inmolación ha sido para muchos un punto de inflexión, de definición de criterios y posturas en referencia a la dictadura castrista. La condena al asesinato de Zapata ha tenido protagonistas con posiciones ideológicas totalmente opuestas y sobre todo ha servido como factor aglutinante de un exilio históricamente fragmentado.

El hecho de que intelectuales, políticos y artistas de izquierda, que históricamente han profesado afinidad al régimen, hicieran declaraciones de condena a la dictadura es muestra que ya hasta para la izquierda les resulta imposible justificar los desmanes de la tiranía cubana. La respuesta desde la habana fue el intento de reducir a Zapata a un delincuente común que demandaba un teléfono celular y un televisor para su celda, dejando en evidencia la deshumanización de un gobierno que no valora la vida todo aquel que no sea adepto a su ideología.

La muerte de Zapata ha provocado el re-sugirmiento de la disidencia y la resistencia interna. Las marchas de las Damas de Blanco con la madre de Zapata a la cabeza son una prueba de las ansias de libertad que existe en el pueblo cubano. No valieron la represión o los actos de intimidación que las turbas castristas, marcharon por la Habana con la cabeza en alto pidiendo el fin de la tiranía y la libertad de los presos políticos. La huelga de hambre de Guillermo Fariña es otra prueba de la valentía y del resurgimiento de la oposición. El exilio por su parte se ha movilizado como hacia tiempo no se veía, con la convocatoria de Gloria Estefan se marcho en Miami, Los Ángeles y New York condenando la muerte de Zapata, apoyando a las Damas de Blanco y demandando la libertad de los presos políticos. Desde Habana, Miami, New York y Madrid se oye el clamor al cambio inevitable y muchas veces los protagonistas de estos deseos han sido figuras inimaginables. Ejemplo de esto han sido las declaraciones de Pablo Milanes y sobre todo las de Silvio Rodríguez, las cuales si bien se quedan cortas en la condena al régimen y que han sido seguidas con declaraciones de contrición y actos de lealtad a régimen, eran impensables un tiempo atrás y dan un vestigio del fraccionamiento que existe en la cúpula cubana.

Y es que la muerte de Zapata ha abierto el espacio para la condena del régimen y a su vez para el dialogo y la acción. Vivo ejemplo de esto es el intercambio de ideas que Carlos Alberto Monataner y Silvio Rodríguez están manteniendo, donde mas allá de ese debate de ideas lo que prevalece es el argumento de la necesidad de libertad para los mas de 10 millones de Cubanos que viven en la Isla y que hoy por hoy nadie puede negar.

Soy optimista creo que el cambio esta cerca, Ojala y sea vez como dice el periodista cubano Luís González-Lalondry

¡Ahora o Nunca!

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