Articulo sobre Guillermo Fariñas escrito por Luis González
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Trinchera Digital
¡No Dejen Morir a Guillermo Fariñas!
Por Luis González-Lalondry
Cuando escribo estas líneas, hace 67 días que Guillermo Fariñas está en huelga de hambre. Un hombre que ha tenido que soportar otras huelgas similares, es casi seguro que lentamente marcha rumbo al martirologio, como se marchó Orlando Zapata Tamayo y como se despidió de la vida Pedro Luis Boitel y numerosos cubanos más.
Por experiencia sé lo que representa una huelga de hambre, porque en 1967 terminé, después de varios días, una que me hubiera llevado a la tumba, a los pies de la estatua ecuestre del Apóstol José Martí, en el Parque Central de Nueva York, junto a dos compañeros más: Armando Llanes y José Ramón Egues. Casi me provoca un infarto cardiaco. Y es que una huelga de hambre no es para morirse como consecuencia de ella, sino para presionar y sacarle provecho propagandístico en favor de la causa que se defiende. Y Fariñas desde hace más de dos meses es el centro de atención del mundo entero. ¡Ya con eso es bastante!
El valiente villaclareño sabe perfectamente que la dictadura no va a ceder. Lo ha dicho en una de sus reflexiones el tirano Fidel Castro y en ese régimen despótico y brutal, esa es una orden que hay que acatar. Y su hermano Raúl y la recua de sinverguenzas que lo acompañan en el poder, no van a retroceder ni una pulgada, porque ni van a liberar a los enfermos de la Primavera Negra, ni van a permitir la presencia de la Cruz Roja, ni mucho menos la del Relator de Naciones Unidas, como han planteado respetables organizaciones internacionales de derechos humanos.
Primero, porque para ellos sería negar la posición dura e intransigente que ese régimen ha mantenido durante 51 años de existencia. Y segundo, porque como el guapo del barrio, aceptar la petición de Fariñas, para Fidel Castro sería mostrar la cobardía de un tirano cruel y sanguinario, que por mucho menos que la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, mandó a fusilar, “sólo para dar un escarmiento”, a tres infelices negros cubanos, Lorenzo Copello, Bárbaro Sevilla y Jorge Luis Martínez, que se habían apoderado de la lanchita de Regla para escapar rumbo a la libertad.
Que me perdone Guillermo Fariñas, pero considero que es una tontería, después de tanto tiempo en huelga de hambre, empecinarse en continuar la huelga “hasta las últimas consecuencias” --como repite muy a menudo-- porque su muerte no va a derrocar el régimen, ni va a eliminar de inmediato la tiranía, ni va a lograr el derrumbe del sistema, ni va a provocar un levantamiento popular en la isla, ni le va a producir un infarto cardiaco a Fidel Castro. Todo lo contrario. Su desaparición significaría un enemigo menos, que como Orlando Zapata Tamayo, prefiere la muerte a continuar luchando desde cualquier trinchera por la libertad de su patria.
El clamor del mundo entero que lo ha estado apoyando hasta ahora, es el mismo clamor para que Guillermo Fariñas abandone esa huelga que ya no tiene sentido, porque aún y
cuando no ha logrado que “el régimen castrista ceda y libere a los presos enfermos”, ha conseguido mucho más que eso. A puesto en la picota pública universal a la dictadura y en los cuatro puntos cardinales del mundo, como nunca se había visto, el gobierno comunista de Cuba es rechazado y aborrecido, inclusive por aquellos que antes fueron sus más furibundos defensores, aliados y amigos.
Morirse ahora no es admisible como consecuencia de una huelga de hambre y mucho menos cuando estamos a unos pasos de la victoria final. Por eso cuando las Damas de Blanco, con todo su prestigio, con una historia de grandes sacrificios, con su reconocimiento patriótico dentro y fuera de Cuba, con sus blancos uniformes de mujeres heroicas, excelsas, de extraordinaria valentía, visitan a Guillermo Fariñas para que abandone la huelga de hambre, que seguramente de continuar se lo llevará a la tumba, más que escucharlas debe obedecerlas, porque también ellas son el “leit motiv” de la causa por la que tanto ha luchado este abnegado soldado de la patria.
Si los líderes de la disidencia interna, si los dirigentes de la oposición patriótica dentro de Cuba, si las voces más prestigiosas de los cubanos fuera de la isla, si las personalidades de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa, si los hombres y mujeres que luchan en el mundo por la libertad de Cuba y que han visto horrorizados la muerte de Orlando Zapata Tamayo, le han pedido a Guillermo Fariñas que abandone la huelga de hambre, sólo faltaría que fueran los propios 26 presos de conciencia enfermos de la Primavera Negra del 2003 en las cárceles de la isla, los que en un documento firmado por ellos o por sus familiares, le pidan a Fariñas que cese en su huelga de hambre, porque más que una derrota para el régimen comunista de Fidel y Raúl Castro, sería un triunfo para su sistema represivo y dictatorial, que tendría con su muerte un opositor menos por el que preocuparse.
Para la causa de la libertad de Cuba, Fariñas vale más vivo que muerto. ¡Por eso no debemos dejar morir a Guillermo Fariñas!
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Luis González-Lalondry es periodista, escritor, combatiente y veterano de Bahía de Cochinos. Por favor, háganle llegar este mensaje a Guillermo Fariñas.
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