La cumbre ministerial del UNASUR sirvió para profundizar las divisiones en Latinoamerica. Ante la imposibilidad de encontrar acuerdo común entre las posiciones de Colombia y del eje Bolivariano, esta reunión solo fue escenario para el aumento de la desconfianza y del discurso belicoso en el área. Colombia resistió la demanda regional de exponer los términos del acuerdo militar con Estados Unidos, el cual le permitirá a Washington usar siete bases militares en este país y que aun no ha sido firmado. Y a su vez el canciller colombiano exigió que sobre la mesa también estuvieran los detalles de las compras de armas de Brasil a Francia y las de Venezuela a Rusia.
El argumento de una invasión a Venezuela desde las bases militares colombianas usadas por personal militar norteamericano, es solo una excusa para buscar legitimidad y un intento de arrastrar al gobierno norteamericano a una confrontación política en Suramérica. A los EEUU nos le interesa entrar en otra guerra y si de verdad quisieran derrocar al gobierno del Comandante Chávez solo tendrían que parar de comprarle petróleo y cerrar las refinerías de PDVSA en los EEUU. Venezuela es estos momentos el segundo proveedor de petróleo a los EEUU, despachando hacia el imperio 1,2 millones de barriles diarios. Chávez ha aprovechado el marco de la crisis para hacer compras de armas a Rusia, pero en realidad su intención es lograr una supremacía militar en el Latino América.
Brasil tiene razones parecidas para oponerse a la presencia norteamerican. Al igual que Chávez, Lula desea lograr la hegemonía latinoamericana y esta trabajando por una integración latinoamericana liderada por Brasil. Ante la presencia militar norteamericana y el armamentismo de Chávez, Brasil decidió entrar el ruedo y hacer un pacto militar con Francia por 12 mil millones que traerá como resultado el gigante suramericano tendrá en el 2020 las más poderosas fuerzas navales y aéreas el continente. Ante todo esto cabe preguntarse ¿entre quien es la carrera armamentista? y sobre todo ¿quien es el enemigo?
Si para algo beneficioso han servido estas ultimas reuniones de Unasur han sido para reiniciar el cortejo diplomático entre Quito y Bogota. En estos momentos existe un clima favorable hacia el restablecimiento de relaciones diplomáticas en ambas capitales, rotas las mismas desde el ataque del ejercito colombiano a un campamento de las FARC en suelo ecuatoriano. La normalización de relaciones entre estos países reduciría en gran manera el clima de hostilidad en el continente.
En resumen creo que después de las dos reuniones de Unasur queda en evidencia que todavía no es un mecanismo idóneo para lograr la integración y mucho menos un organismo eficaz para la solución de conflictos regionales. Y que la carrera armamentista que se vive en Latinomarica esta estratégicamente destinada a lograr el poderío continental y no para defenderse del vecino del norte.
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