Este último debate presidencial demostró las diferencias entre los candidatos, no solo ideológicas sino también de estilo. Para muchos en los Estados Unidos la manera de conducirse el candidato resulta en ocasiones mas importante que la posiciones que defiende. Basado en este patrón totalmente superficial, se puede decir que McCain no pudo cambiar su imagen de gruñón. Obama logro establecer su “imagen de presidencial” pero sus repuestas no ofrecieron nada nuevo. Siguió el plan trazado de antemano y no cometió ningún error que pudiera poner en peligro su candidatura.
La combatividad de McCain logro poner a la defensiva a Obama, pero a pesar de haber puesto sobre la mesa temas a los que Obama no respondiera de una manera convincente, no logro hacer mella en la casi inevitable victoria demócrata en Noviembre. Mas allá de atacar a Obama con el argumento del aumento de impuestos, debió haber hacer hincapié en el intento de Obama de redistribuir de la riqueza en los Estados Unidos, y presentarlo como un socialista de corte europeo. En referencia al tema de Libre Comercio con Colombia, debió contrarrestar el argumento del acoso a lideres sindicales por parte del gobierno Colombiano presentando a Obama como un títere de las uniones, principales oponentes a los tratados de libre comercio.
En mi caso en particular los tres debates no han servido de mucho, solo líneas de ataque y soluciones en extremo vagas a los problemas que enfrentamos. En esencia creo que estas elecciones se resumen a la retórica vacía de Obama y la incoherencia de McCain. Ningún candidato ha brindado un plan económico realista o una política exterior que se ajuste al momento en que vivimos.
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