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miércoles, 1 de julio de 2009

Regreso al Pasado

El golpe de estado ocurrido el pasado fin de semana en Honduras, crea una situación política regional interesante.

En un lado tienes lo que aparenta ser un golpe de estado, el cual viola los preceptos de una sociedad democrática y trae a la memoria la sangrienta historia Latinoamericana. Por el otro lado un presidente democráticamente electo que con sus acciones ha tratado de destruir los cimientos constitucionales y democráticos de Honduras.

No hay una salida fácil a la situación creada. A pesar de las protestas callejeras la destitución de Zelaya es una medida popular en Honduras y fue el resultado de la miopía política del mismo Zelaya. Su sed de poder manifestada en la imposición de un referendo popular con la idea de extender su mandato y su alianza con la extrema izquierda Latinoamericana encabezada por Hugo Chávez, no tienen un respaldo en amplios sectores dela sociedad. Zelaya hizo caso omiso a los llamados dentro la sociedad Hondureña y decidió seguir el ejemplo de Chávez de arrollar todas las instituciones del país y de gobernar como un caudillo y no como un presidente apegado a los principios democráticos. Si bien es claro que la situación de confrontación creada por Zelaya era insostenible, removerlo del poder por la fuerza ha sido un error garrafal y tan inconstitucional como el mismo referendo y es un retroceso en los avances democráticos en la región. Las justificaciones brindadas sobre el procedimiento seguido para la destitución del presidente no han sido para nada convincentes y envuelven en el manto de la ilegitimidad al presente gobierno.

La reacción regional a la crisis Hondureña demuestra el arraigo y el compromiso con la democracia de la mayoría de los países del area. La rapida y decisiva respuesta de condena al golpe de la administración de Obama despejo por completo las posibles dudas de una participación norteamericana, rompiendo así con su histórica política de intervencionismo en el hemisferio y a su vez neutralizo al bloque de Chávez quienes desde un principio culparon a la C.I.A. También hay que tener en cuenta las declaraciones belicosas y bravuconas del mandatario Venezolano, las que evidencian su política injerencia y de expansión del imperialismo de izquierda en Latinoamerica. Tal y como algunos periódicos señalan parece que Chávez desea ocupar el puesto dejado por Bush en el area. Hipócritas han sido a su vez las reacciones de los satélites de Chávez, resulta ofensivo ver Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Cuba defendiendo los derechos democráticos de los Hondureños, cuando DIA a DIA sus gobiernos suprimen esos mismos derechos en sus respectivos países.

La resolución de la crisis Hondureña todavía esta por ver, solo nos queda esperar que sea el mismo pueblo Hondureño quien diga la ultima palabra.

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