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jueves, 6 de marzo de 2008
Cambios?
La firma del Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos por el Gobierno de Cuba la pasada semana, ha sido interpretado y recibido en ciertas partes del mundo como otra prueba de apertura del régimen. Como uno más de los escépticos, opino que todo es solo otra cortina de humo.
La firma de estos acuerdos, la liberación de cuatro de los 75 al gobierno de España (regalo electoral al gobierno de Zapatero), las promesas de reformas económicas y sociales en la Isla por parte de Raúl Castro y la posibilidad de que Barack Obama sea el nuevo presidente de los EUA, han acelerado los esfuerzos de ciertos grupos políticos y religiosos a ambos lados del Atlántico con vistas a normalizar relaciones con la Isla. La visita de representantes del Vaticano, el anuncio de hoy en El País de la llegada a Cuba de Louis Michel comisionado europeo para el Desarrollo y un nuevo intento en el congreso norteamericano presentar una medida para levantar el embargo de los EU a la Isla, la misma patrocinada por nada menos que el Ilustre congresista demócrata por NY, Charlie Rangel, son vivos ejemplos. No es nada sorprendente que Rangel promueva este tipo de medidas, lo que debe ser sorprendente para muchos cubanos en Miami es que congresistas republicanos Jeff Flake, R-Ariz. y Jerry Moran R-Kan. sean parte del grupo de legisladores apoyando la medida.
Mientras todas estas voces se unen a querer influenciar y a celebrar un cambio en la isla, hace dos días se condeno a cuatro años de cárcel a otro disidente cubano Juan Bermúdez Toranzo. Aun continúan en cárcel el. Dr. Oscar Elías Biscet, así como 57 de los periodistas encarcelados en la primavera negra del 2006. Y el régimen mas allá de firmar un papel no ha dado ninguna indicación de acercamiento a la democracia, a la libertad de expresión y al respeto a los derechos individuales. Los niveles de represión continúan siendo los mismos y las manifestaciones publicas de descontento en la Isla son limitadas. No me refiero a que al posible comentario de desacuerdo con el régimen que un ciudadano cubano pueda hacer en una parada de guagua o sentado a la mesa a la hora de comida, por que a estas alturas no creo que queden muchos simpatizantes de la revolución dentro de la sociedad cubana, sino a manifestaciones como los de los estudiantes de informática donde se reto el intelecto y la autoridad de Ricardo Alarcón.
La idea de una apertura cubana a la inversión extranjera liderada por Raúl Castro, le hace la boca agua a los granjeros sureños de los Estados Unidos que ven en Cuba un mercado natural debido a su cercanía geográfica. Hasta ahora este negocio se ha hecho sin ningún tipo de financiamiento y todas las transacciones han sido pagadas en efectivo. El volumen de negocios con Cuba el año pasado fue de unos $ 400 millones. Más que el levantamiento de las restricciones de viajes a la Isla a ciudadanos norteamericanos el gobierno cubano preferiría tener acceso a productos norteamericanos con financiamiento y créditos provenientes del gobierno norteamericano, en otras palabras de nuestros impuestos. Este crédito tendría que venir del gobierno por que dudo que alguna institución financiera sea tan irresponsable como prestarle dinero a Cuba (recuerden la deuda externa es impagable).
Soy uno mas de los que solo conjetura sobre el futuro de Cuba, pero dudo mucho que un cambio sustancial se de en Cuba y que además me parece repulsivo los intentos de algunos de darle credibilidad a un sicario como Raúl Castro.
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